domingo, 5 de junio de 2011

La piel y sus cuidados

Dentro de esto de la cosmética, además de otras partes del cuerpo, la que es casi total protagonista es la piel. Como ya he dicho, es el órgano más grande de nuestro cuerpo, con una superficie de casi 2 metros cuadrados. Para cuidarla mejor conviene conocer su estructura y sus funciones, y a ello vamos.

Su estructura se compone de varias capas, que seguro que ya os suenan: capa superficial (epidermis), otra capa un poco más gruesa situada debajo de ésta (la dermis) y la más inferior y gruesa (hipodermis o tejido celular subcutáneo).


           La epidermis está constituida por varias capas, y en la más profunda de estas contiene células que se multiplican con relativa rapidez. Éstas empujan hacia la superficie a las células situadas por encima, transformándose en plaquitas que son posteriormente eliminadas mediante la descamación de la piel. El proceso se desarrolla con más rapidez de noche que de día, y se va haciendo más lento con la edad. En esta imagen de la derecha vemos como se produce este proceso.


La dermis está surcada por nervios, vasos sanguíneos y linfáticos, y entretejida por una retícula de fibras de diferentes tipos. Las fibras elásticas (musculares) son las responsable de la flexibilidad de la piel, y las fibras del colágeno (sustancia proteica de las fibras blancas de la piel, como tendones, huesos y cartílagos) determinan su firmeza. Con la edad disminuye la elasticidad, surgen las arrugas y disminuye su consistencia. Además, las raíces de las glándulas sebáceas y sudoríparas se encuentran en esta capa, y sus conductos excretores atraviesan la epidermis.

La hipodermis une la epidermis y la dermis con los tejidos situados debajo. Está formada por fibras, tejido conjuntivo y tejido adiposo.

La piel cumple múltiples y diversas funciones: protege al cuerpo en cierta medida de daños mecánicos, evita una pérdida de agua demasiado elevada, se encarga de la regulación de la temperatura corporal, impide la penetración de agentes patógenos y permite el paso del oxígeno del aire y del anhídrido de carbono procedente de nuestro cuerpo; por eso se dice a veces que “la piel respira”.

La piel puede cuidarse de dos maneras muy distintas, mediante un cuidado externo a base de limpiezas suaves, limpiezas profundas e hidratación, o mediante un cuidado interno, siendo el fundamento de este una alimentación completa y saludable.



                                               Ricitos : )

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